Cuando sonó el timbre de la secretaria rubia prácticamente saltó de su silla porque ella estaba tan absorto en la película porno que estaba viendo en su computadora. Con su coño empapado y sus nervios hormigueo de la caricia de las medias en sus piernas largas que ella entró en su despacho. Podía oler el sexo en el aire y le pidió que se sentase en su escritorio para que pudiera inspeccionarla. La cabeza le daba con el deseo y ella robóticamente abrió las piernas y le dejó ir a trabajar ..